martes, 15 de abril de 2008

Insatisfaccion


Ésta sensación de lo próximo-lejano crea una ansiedad. El psicoanálisis fundado por Freud que surge en la era industrial y se propaga durante toda la sociedad de consumo con una fuerza y una dirección increíbles, descubre que el hombre es una dualidad interior/exterior y que su angustia depende de unas represiones. Éstas las ha impuesto la sociedad y precisamente, la industrial.
Prácticamente todos los psiquiatras están de acuerdo en que la sociedad contemporánea está neurotizada, y en que el número de desarreglos mentales es muy superior al de cualquier otra época anterior.
No falta quien afirma que el trastorno mental en la sociedad industrial deriva de la falta de religiosidad.
El hecho es que la ansiedad y la insatisfacción son compañeras del hombre moderno. O como se ha denominado, el hombre alienado.

En los países industrializados el consumo no sólo ha aumentado sino que además se ha transformado considerablemente. En la composición del presupuesto de una familia moderna podemos distinguir a largo plazo tres orientaciones del consumo.
En primer lugar se observa un campo de regresión y que se corresponde con el consumo tradicional: alimentación, vestido, sanidad, alojamiento. Es el llamado “consumo de subsistencia”, que satisface las necesidades de tipo fisiológico, definidas poco más o menos sin ambigüedad, consumo universal casi rutinario y obligatorio para todos. Este conjunto representa aproximadamente los dos tercios del presupuesto de la familia media, pero disminuye a medida que la renta familiar aumenta, dado que la elasticidad de éstos gastos con respecto a la renta, generalmente es menor a 1 (alimentación, 0,3; vestido, 0,9; alojamiento, mantenimiento y energía, 0,7). El descenso de la parte destinada al consumo alimenticio no significa necesariamente un descenso del gasto total en alimentación. Esta disminución de la parte de gastos de alimentación es una aplicación de la ley de Engel (del nombre del economista Ernst Engel, 1821-1896), que estipulaba que, a medida que aumenta la renta, ésta pasa a satisfacer las necesidades sociopsicológicas.

La expansión de la publicidad y la competitividad entre las agencias lleva a una constante búsqueda de nuevos medios publicitarios y de diferentes tipos y estilos de campaña.
Junto a los tradicionales medios de comunicación constantemente surgen nuevos soportes para los mensajes publicitarios. Las ciudades se han convertido en un amplísimo escaparate de publicidad: vallas, autobuses, pancartas,...
En función de los objetivos perseguidos, las campañas publicitarias pueden ser de diferentes tipos. Hay campañas orientadas a crear notoriedad para un producto y tratan de darlo a conocer del modo más rápido posible. Otras que buscan recordar un producto o mantener su imagen y cifran su finalidad en el medio plazo. Otras que sin un producto concreto buscan afianzar en el tiempo una imagen de marca. Existen otras que muestran un catálogo completo y persiguen un fin eminentemente explicativo. Algunas que, sin producto ni imagen de marca, intentan fomentar actitudes en la población o afianzar creencias... Pero dentro de estos tipos generales la eficacia de una campaña depende siempre de que responda a los fines precisos que se propone.

A partir de la década de los ochenta, el consumo se generaliza en todas las clases sociales de los países con economía industrial capitalista. Esta generalización ha sido tan profunda que, en la actualidad, se llegan a confundir erróneamente los términos consumidor y ciudadano. Así, se piensa que los ciudadanos no son más que consumidores y que por el hecho de ser consumidor ya se es ciudadano. Lógicamente, no es así. Un ciudadano es la persona que habita en un lugar determinado y puede ser o no consumidor, sin embargo los consumidores son siempre ciudadanos, porque viven en algún sitio.Es el consumo cuya única finalidad consiste en demostrar que se tiene suficiente dinero para comprar cosas caras, no importando la utilidad que tenga lo que se compra, la necesidad que se pretende cubrir e incluso el buen gusto, pues lo que realmente interesa es diferenciarse de los que no pueden comprar esos o0bjetos. Esta forma de consumo lleva consigo toda una forma de vida.

Naturaleza del consumismo

El problema no está en consumir, sino en el tipo de consumo que hacemos: responsable o depredador. No podemos negar que vivimos en una sociedad consumista, que estas actividades sostienen las economías de los países y, por lo mismo, su desarrollo, pero podemos racionalizar el consumo; esto es tomar una actitud crítica —en lo personal y lo familiar— ante él y adaptarlo a la satisfacción de nuestras necesidades. Lo importante es reflexionar, en torno al consumo, lo que consumimos y nuestras motivaciones para hacerlo, hecho que nos permitirá elegir en congruencia con nuestros intereses, deseos y posibilidades.En este sentido, como consumo depredador se considera lo contrario; por ejemplo, adquirir productos cuyos componentes deterioren el ambiente. Lo más importante es reconocer que la educación inicia y se consolida en el hogar; como padres, nuestra tarea consiste en enseñarles a nuestros hijos cómo, cuándo y por qué comprar, así que empecemos por revisar y trabajar con nuestros hábitos de consumo en casa.

que paso con la sociedad???

A partir de la segunda mitad del siglo XX sucedió una transformación en los hábitos de consumo de muchos habitantes a lo largo y ancho del mundo, como resultado de la producción masiva y, por tanto, del incremento de la oferta. Fue así como la multicitada frase del filósofo René Descartes “Pienso, luego existo” se transformó en “Compro, luego existo” como una forma de criticar la fiebre por el consumo.Claro que esto no es exclusivo de ningún tipo de industria: todas participan, desde alimentos hasta grandes editoriales, pasando por fabricantes de ropa, zapatos, televisoras, medicamentos, partes automotrices, servicios turísticos, de salud, legales, financieros.
la politicas que demandan hoy en dia las industrias de cualquier tipo, obligan a la gente a comprar cosas sin saber estos porque las compran. es como una compulsion que hace que las personas compren sin saber el motivo de su interes por dicho producto.

Posturas criticas

Para mucha gente, el uso de esta palabra tiene necesariamente una carga política, ya que, casi siempre, el que utiliza las palabras consumismo y consumo excesivo lo hace para criticar lo que considera consumo innecesario en otras personas. Una manera distinta de interpretar la palabra "consumismo" es considerarla como una crítica a la organización de la economía de una sociedad que, aunque tal como está ahora funciona a satisfacción tanto de consumidores como de productores, se puede decir que en su conjunto "despilfarra" ciertos recursos. Un ejemplo trivial podría ser el uso de los envases y las bolsas de plástico. El método moderno es más cómodo e higiénico para los consumidores e incrementa los ingresos de los comerciantes, pero desde el punto de vista del funcionamiento de la economía en su conjunto desperdicia una serie de recursos que antes se aprovechaban mejor, como el petróleo necesario para fabricar el plástico y el acero del que están hechas las máquinas de empaquetar